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ENTREVISTA DE GRUPO EVETSON A CARLOS HERNÁNDEZ DE ESTUDIO B76. HOTEL PESTANA PLAZA MAYOR.

Written by Estudio b76. 15 de diciembre de 2019
Entrevista de Grupo Evetson a Estudio b76

Entrevista Grupo Hotel Pestana Plaza Mayor Madrid, Estudio b76 y Grupo Evetson

Gracias a Grupo Evetson podemos disfrutar de una entrevista realizada a Carlos Hernández-Carrillo, arquitecto y máximo responsable de la firma de arquitectura e interiorismo Estudio b76. Desde el Salón de Columnas del hotel Pestana Plaza Mayor, nos ha comentado su experiencia en el desarrollo de la arquitectura interior de mismo.

¿Cuál es la inspiración del Hotel Pestana Plaza Mayor?

La inspiración es el lugar y es la historia. Ese es el hilo conductor que nos ayudó a desarrollar el proyecto con una fluidez que a nosotros mismos nos sorprendió.

Somos de Madrid, te dan la responsabilidad de hacer un hotel en la Plaza Mayor, donde en 500 años de historia jamás hubo un hotel; es una responsabilidad que inicialmente abruma. Luego, sin embargo, cuando haces la primera visita al edificio te asomas y ves la Plaza Mayor desde cualquiera de los balcones que tenemos (prácticamente todas las habitaciones dan a la Plaza Mayor), el proyecto empieza a fluir maravillosamente bien.

Recuerdo cuando vimos la Casa de la Panadería con los murales de Carlos Franco, fantástico artista que en 1988 ganó el concurso para rehacer las pinturas que decoran la Casa de la Panadería; a partir de ahí vimos los colores, que a lo largo de todo el proyecto del hotel empleamos, esos azules, esos naranjas, ocres... fue un punto de inspiración maravilloso. Fue también inspiración el propio diseño de la Plaza Mayor, la alfombra en la que estamos ahora mismo tiene ese mismo dibujo.

Fue también la historia en sí, ese Madrid musulmán que hemos recreado en algunos gestos del hotel, como la cerámica Nazarí, esas celosías geométricas con las que hemos hecho las puertas…

También fueron los Austrias con esos colores negros que nos acompañan en esos recorridos de la recepción y pasillo de planta baja, pero también los borbones que suavizan el concepto de los Austrias, que lo convierten en algo más glamuroso, esa sensualidad que traía la monarquía borbónica y que aparece en esa riqueza de colorido, en determinadas zonas y ambientes del hotel.

¿Qué sensación como Arquitecto se adquiere al asumir un proyecto de restauración de un edificio histórico para darle un nuevo uso?

Depende del edificio, cuando tu edificio está en una zona periférica de la ciudad tienes en cierto modo una libertad creativa mayor, por el contrario cuando te sitúas en el centro del a ciudad, en la plaza más emblemática, efectivamente esa rehabilitación, ese cambio de uso del edificio es una responsabilidad mayor y aparentemente las limitaciones son mayores, sin embargo, desde nuestra perspectiva la inspiración se multiplica, la cantidad de datos que uno es capaz de captar del entorno y al escuchar lo que el propio edificio te está pidiendo es material suficiente para entender lo que quiere llegar a ser.

Si uno tiene una mediana sensibilidad como arquitecto e interiorista, sabe entender y aprovechar toda esa información que el propio edifico te está transmitiendo. Eso es lo que hemos hecho en Pestana Plaza Mayor, creo que el resultado la gente lo siente, es decir, el cliente que entra en el hotel y está viendo la Plaza Mayor desde cualquiera de sus balconadas, no ve que haya una línea de corte entre el interior y el exterior, por el contrario, siente que fluyen, que conectan, que esa habitación habla el mismo lenguaje, la misma historia que su entorno.

Se genera la sensación de que este edificio, la Casa de la Carnicería siempre fue hotel, lo cual no es cierto evidentemente, pero esa sensación de continuidad, de fluir el interior y el exterior, la ciudad con el hotel, el hotel con la ciudad, eso es lo que buscamos cuando hacemos una rehabilitación en un edifico histórico como es este caso.

¿Existe un eje central que conecte cada espacio en este hotel?

Si, sin duda, aunque desde Estudio b76 siempre nos gusta generar diferentes discursos dentro de un mismo hotel, de tal forma que al final sea un divertimento para el huésped, me refiero a que cada espacio tenga su propia personalidad, generamos una iluminación diferente, una decoración diferente, pero sin embargo hay un hilo conductor en este hotel, es la historia, ese lugar donde está ubicado, ese Madrid lleno de artesanía, de carpinteros, de cerrajeros, de tejedores. Al final hay muchos detalles en el recorrido del propio hotel que te van conectando a la ciudad, Madrid, que el huésped ha venido a visitar.

En el hotel, cada espacio tiene un sentido y se percibe una fluidez entre su interior y el entorno urbano... ¿Cómo habéis conseguido esa conexión interior exterior?

Si, efectivamente ambos espacios fluyen, lo has expresado perfectamente.

Cuando hicimos el Hotel Only You en la calle Barquillo, ya desarrollanos esa misma idea. Queríamos hacer que las zonas comunes del hotel pertenecieran no sólo al huésped sino a la propia ciudad también. Yo creo que para nosotros fue como un primer ensayo que tuvo un éxito extraordinario. Al finalizar la obra pudimos reconocer que habíamos acertado; ese objetivo de entregar esa planta baja, esas zonas comunes del hotel a la ciudad era positivo, no solo para el propio hotel sino también para el entorno urbano, para el barrio. La forma en la que lo hicimos era evitando barreras conceptuales, nos hicimos permeables a la ciudad. Los espacios accesibles desde la calle te atraen, te absorben; cuando vas por la calle Barquillo es difícil evitar la tentación de querer entrar y ver los espacios que hay en esa planta baja.

Aquí en Plaza Mayor, nos sucede lo mismo, tenemos esos dos accesos desde calle Imperial y desde Plaza Mayor. Ambos funcionan como un elemento de atracción absoluto, una vez que entra ese visitante, ese huésped o ese ciudadano vecino, empieza a descubrir un discurso de diferentes espacios, que tienen escala humana, porque esto es fundamental. Algunos espacios de estos edificios históricos, como nos sucede con esta escalinata imperial de granito, te pueden abrumar, pero con un sabio juego de la decoración y por contraste te permite también hacer más presente la escala humana. Por lo demás, son edificios con estructuras de muros de carga que al final no puedes modificar, lo que a priori puede ser un inconveniente, nosotros lo convertimos en una virtud en una cualidad positiva para el edificio, que es generar diferentes espacios de escala muy humana, vas descubriendo el edificio, sus patios, sus escalinatas, la propia recepción, la coctelería... es un recorrido entretenido que te va sorprendiendo y en el que cualquiera puede encontrar su rincón preferido.

Hay una estética diferente en cada uno de esos espacios, no te aburres; descubrir el hotel es parte del turismo interesado que tiene el cliente que viene al centro de la ciudad. Ya desde el propio hotel, estas visitando historia, es un edificio con 400 años de historia que la propia decoración te la está brindando gracias al interiorismo que hemos generado. Entendemos que los clientes vienen a un hotel histórico en el centro de la ciudad a disfrutar, a aprender, a adquirir cultura y por su puesto a divertirse.

¿Ha sido un impedimento arquitectónico realizar este proyecto respetando la historia de este inmueble ubicado en plena Plaza Mayor?

No en absoluto, es precisamente su gran virtud y lo que nos ha ayudado proyectualmente. Si no fuera por ese rico patrimonio que el propio edificio y el entorno tienen, no hubiéramos sido capaces hacer este proyecto. El resultado es una arquitectura interior única, me refiero a que no podrías trasladarlo a otro lugar, esto es algo que nos gusta en Estudio b76; sobre todo, cuando estás haciendo intervención en un núcleo urbano histórico.

Nunca nos ha gustado esa sensación de proyectar un hotel que podría trasladarse a Nueva York, a Londres o a Barcelona y valdría; el proyecto tiene su lugar y eso tiene que notarse, y eso el huésped lo nota, aunque sea de una forma subconsciente.

Yo creo que el huésped que visita el Hotel Pestana Plaza Mayor se queda con un recuerdo, con una impronta que no va a olvidar. Ese recuerdo nunca se va a borrar o confundir, nunca va a creer que ese recuerdo pertenecía a otra visita o a otra ciudad, va a saber perfectamente que ese recuerdo que tiene del hotel era de Madrid, porque realmente es único y porque se respira, porque esa historia y ese patrimonio y ese entorno está en cada metro cuadrado del hotel, eso en el huésped deja huella y yo creo que eso siempre es un valor positivo.

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